La radiofrecuencia consiste en proporcionar un incremento de la temperatura en la zona tratada a nivel endrógeno estimulando y favoreciendo la creación de colágeno y rompiendo el adipocito, con lo que resulta ser una buena herramienta para combatir la flacidez y la celulitis.
La radiofrecuencia trabaja a partir de calor localizado en el que, tras varias sesiones, se sustituyen las fibras de la piel envejecidas por otras de nuevas, mejorando así la flexibilidad de los tejidos, y por lo tanto, una piel más tersa y firme.
Al terminar cada sesión de radiofrecuencia es normal que la piel presente algo de enrojecimiento que tarda muy poco tiempo.
La radiofrecuencia en la estética se basa en un principio simple: la emisión de ondas electromagnéticas de RF que penetran en las diferentes capas de la piel (normalmente a una profundidad de 5 a 15 mm) dependiendo de la densidad y la conductividad de los tejidos y generan calor.
El calentamiento de la zona a tratar desencadenará instintivamente una reacción protectora del tejido cutáneo, es decir, la formación de nuevo colágeno más joven y de mejor calidad con el fin de tensar los tejidos y reafirmar la piel. Aplicada en el rostro, la radiofrecuencia ayuda a combatir las arrugas y suavizarlas.
Utilizado en almohadillas de grasa, causará la descomposición de las células grasas y la reorganización del tejido, para remodelar el cuerpo mediante la reducción de la grasa.
Favorece el drenaje linfático apicando presiones de aire en diferentes partes del cuerpo.
Estimula el metabolismo, deshace la grasa y reduce la celulitis con leve invasión.
Remodelación de la silueta y disminución de la celulitis integral mediante vibraciones.
Tratamiento no invasivo para combatir eficientemente la celulitis más difícil.
Eficaz para la celulitis, estrías, cicatrices de acné, ojeras, piel laxa y reducción de arrugas.
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